Primer muerto este año en las cárceles gallegas: por sobredosis de heroína en A Lama

ELCORREOGALLEGO (M.A.).- SORPRENDENTE Un recluso de 40 años que se encontraba encarcelado en el penal pontevedrés de A Lama se convirtió este fin de semana en el primer preso que fallece en las cárceles gallegas. Fue localizado en el recuento de la noche por los funcionarios, que vinculan el óbito a una sobredosis de drogas, y más concretamente de heroína, según la versión que facilitan los profesionales de prisiones en una cuenta abierta en Twitter para denunciar una situación anómala de la que no da cuenta Instituciones Penitenciarias. Ahí puede verse también que este primer fallecido en Galicia en 2020 es la víctima número 20 en todos los recintos penitenciarios españoles donde, según denuncia el personal, se han incrementado las muertes en los últimos años a pesar de haberse reducido notablemente el número de internos: el máximo se alcanzó en 2009 con 76.079, mientras que el pasado 2019 la cifra se situó en 58.971 presos. El pasado año en las cárceles del sistema penitenciario español (se excluyen las catalanas, que dependen directamente de la Generalitat) murieron 177 personas, doce de ellas en los penales gallegos.

Los anteriores fallecimientos se registraron el 9 y 20 de octubre en A Lama (problemas cardíacos del retenido como causa) y Pereiro (infarto). El 15 de septiembre fallecía otro en Monterroso y el 24 de agosto apareció ahorcada una persona en Pereiro. Antes, el 25 de junio, en la misma prisión fue localizado el cuerpo sin vida de J.J.F.E, de 50 años. Otro varón de 45 fue hallado muerto en Pereiro cuando realizaban el primer recuento del día y el motivo también fue sobredosis. Esta negra lista se inició el 6 de febrero en Bonxe cuando uno de sus reclusos dejaba de existir a consecuencia de un cáncer. El 17 de marzo la tranquilidad de A Lama se vio sacudida por la muerte, todo apunta a que por causas naturales, de uno de sus internos en su celda. Fue el 21 de abril cuando se iniciaba el periodo más trágico en Teixeiro, ya que en el penal coruñés se produjeron tres fallecimientos en menos de un mes. Un derrame cerebral ponía fin a los días de uno de los prisioneros. Cinco días después, también por causas naturales, fallecía otro de los reclusos y se cerraba el círculo el 15 de mayo, cuando un preso peligroso que se encontraba en aislamiento prendió fuego al habitáculo en el que se encontraba con la intención de agredir a los funcionarios. Falleció a consecuencia de la inhalación de humos.

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