Más de la mitad de presos andaluces cursan enseñanzas regladas en la cárcel

LA VANGUARDIA.COM – (AGENCIA EFE, SEVILLA).- Más de la mitad de la población reclusa en las cárceles andaluces cursa enseñanzas regladas en prisión, siendo la formación básica preparatoria para acceder a ESO y el aprendizaje de idiomas las clases que más interesan a los internos. En Andalucía hay catorce prisiones, siete centros de inserción social, ocho servicios de gestión de penas y medidas alternativas, un hospital psiquiátrico penitenciario y una unidad de madres, que suman una población reclusa de casi 13.000 internos, según las estadísticas mensuales de Instituciones Penitenciarias. Una media de 7.500 de estos 13.000 reclusos cursan algún tipo de enseñanza reglada al año, según los datos facilitados a Efe por la Consejería de Educación. En total hay 12 centros de educación permanente en centros penitenciarios y tres secciones de educación permanente en el resto de instalaciones penitenciarias, y la plantilla de docentes que imparte clases a los internos asciende a 112 maestros y profesores. Según ha explicado a Efe la coordinadora de educación permanente en Cádiz -la provincia con más centros penitenciarios, con cuatro-, María Luz Simón del Pino, en función del número de alumnos y su distribución por niveles, hay cárceles en las que un mismo docente da todas las asignaturas de cada nivel o bien cuentan con varios profesores especializados en distintos ámbitos. Las plazas para este peculiar destino son ‘voluntarias’ aunque no tienen el reconocimiento de puestos específicos como los colegios e institutos de barrios conflictivos, si bien es una plantilla ‘muy vocacional’ de profesores que suelen llevar muchos años enseñando en cárceles ‘y quieren seguir’. En función del número de profesores, existe incluso la figura del director o jefe de estudios y en todos los casos hay una comisión de seguimiento con representantes de la Consejería de Educación y de Instituciones Penitenciarias que se reúne trimestralmente. El curso escolar en la cárcel comienza el mismo día que en el resto de centros educativos, si bien el plazo de matriculación está abierto durante todo el primer trimestre del mismo. Las enseñanzas regladas que se pueden cursar en prisión son los dos niveles de formación básica que capacitan para acceder a ESO (el curso pasado el 43% de los internos matriculados estudiaban esta formación), ESO (0,63%) y la preparación para las pruebas libres para obtener el título (14,98%), la preparación para las pruebas de acceso a grados medios y superiores de FP (1,21%), idiomas (6,68%), uso de las TIC (8,68%), cultura y lengua española para extranjeros (5,38%), patrimonio cultural andaluz (8,32%) y adquisición de hábitos de vida saludables (7,3%). Las pruebas libres para obtener el título de ESO son realizadas por tribunales formados por profesores de institutos que se desplazan a los centros penitenciarios para examinar a los internos y se realizan dos convocatorias anuales, en abril y en junio. El año pasado se presentaron en total 1.367 alumnos en el ámbito científico-tecnológico, 1.096 en el ámbito de comunicación y 1.369 en el ámbito social (cada persona puede inscribirse en uno, dos o los tres ámbitos y recibe el título si supera los tres, guardándosele el aprobado de los que vaya superando). La media de internos que obtiene el título cada año es del 30% de los que se presentan, ‘un porcentaje de aprobado incluso mayor que fuera de la cárcel’, subraya la coordinadora de educación permanente de Cádiz, quien destaca también que crece el interés de los reos por estudiar idiomas, sobre todo inglés, y la Junta e Instituciones Penitenciarias están estudiando la vía para que puedan presentarse a los exámenes oficiales ya que actualmente sólo se realizan en las Escuelas de Idiomas o por internet, de acceso prohibido en prisión. Cursar enseñanzas regladas es un derecho de los internos que según Simón del Pino ‘se prioriza’, facilitando que reciban sus clases incluso los internos en aislamiento ‘a través de las rejas’. Los alumnos en prisión dan unas 15 horas semanales de clase, según su situación penitenciaria en los módulos o en las áreas socioculturales, y en el aula no están los funcionarios de prisiones aunque sí hay sistemas de vigilancia y control. La coordinadora de Cádiz aclara que ‘lo primero que tiene que saber un docente que quiere dar clase en prisión son las medidas de seguridad en los centros penitenciarios, lo que pueden o no pueden entrar, por ejemplo el móvil, porque una cosa simple en la calle allí puede ser un problema’.

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