Los presos de ETA comienzan a pedir por vez primera la salida del primer grado

El colectivo de reclusos empieza a materializar de forma individual el cambio estratégico acordado por el EPPK

DIARIO VASCO.COM – (JORGE SAINZ, DONOSTIA).- La mayoría de los presos de ETA van a comenzar desde este mes a pedir, por primera vez en su historia, que se les pase del primer grado, el más estricto, al segundo. Es la principal decisión que adoptarán en el marco del reajuste de su estrategia tras el debate del primer semestre del año y se materializará de forma individual. El objetivo de este nuevo paso cualitativo es avanzar en el intento de «vaciar las cárceles». El 95% de los internos de la banda se encuentran en ese régimen. Paralelamente, el colectivo de Artesanos de la Paz trabaja en Francia por lograr mejoras, con el reto de reagrupar a los presos del país galo en las cárceles de Nueva Aquitania, principalmente en las dos más cercanas a Iparralde, Mont-de-Marsan y Lannemezan. Unos doscientos expresos se reunieron el pasado sábado en Donostia en una asamblea informativa para anunciar que desde mediados de este mes los 307 presos del colectivo oficial EPPK están elaborando su dossier personal con su situación penitenciaria. El principal reto consiste en intentar abandonar el primer grado y pasar al segundo, más flexible y en el que aparecería ya en el horizonte la posibilidad futura de ser clasificado en tercer grado y optar a libertades condicionales. En este camino, los presos están dispuestos a participar en actividades de prisión que les permitan acceder a redenciones y beneficios, como peticiones de destino para ejercer trabajos en prisión, una práctica que poco a poco se está extendiendo entre los internos de ETA, con labores en escuelas, gimnasios, bibliotecas, economatos o limpieza. El primer grado es el régimen más estricto. Únicamente les autoriza a salir de la celda cinco horas al día para realizar actividades de la prisión, y no otorga posibilidades de acceder a ningún tipo de beneficio penitenciario. La clasificación de grado se revisa cada seis meses en las prisiones españolas y hay opción de recurrirlos ante el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria. Históricamente, los presos de ETA rechazaban por sistema pedir que se les revisara el grado, salvo en casos excepcionales, principalmente de internos gravemente enfermos. Ahora, en el contexto de la nueva estrategia adoptada tras el debate del colectivo EPPK, enmarcada en la nueva apuesta por vías solo políticas y el cese definitivo de los atentados, los presos van a explorar también esta posibilidad que ofrece la ley. Los internos saben que el camino no será fácil y que cada casuística es diferente, en función de los años y el tipo de condena, pero están dispuestos a dar la batalla jurídica, convencidos de que los jueces de vigilancia penitenciaria no tienen motivos para denegarles un «derecho» que se aplica al resto de presos que mantienen una conducta correcta en prisión. Para progresar de grado, además, entienden que la ley no recoge exigencias como las planteadas por el Gobierno central de arrepentimiento o delación. Sostienen que el cambio de grado viene más determinado por el comportamiento en el día a día del centro penitenciario. Esta estrategia se va a poner en práctica tanto en las cárceles de España como las de Francia, aunque en este caso tienen mayores expectativas tras abrirse un espacio de diálogo entre el Gobierno francés, a través de su Ministerio de Justicia, y el colectivo vascofrancés ARTESANOS DE LA PAZ. En Nueva Aquitania De hecho, este grupo aspira a que a corto o medio plazo los 63 presos de ETA en Francia sean reagrupados en la región de Nueva Aquitania, en el que se integra el País Vasco francés y cuya capital es Burdeos. Concretamente desearían que los reos fueran trasladados a Mont-de-Marsan, el penal más próximo a Euskadi, y Lannemezan, localidad ubicada entre Pau y Toulouse, a 228 kilómetros (2 horas y 20 minutos de viaje) de San Sebastián. Los grupos de apoyo a presos creen que en Mont-de-Marsan, con cincuenta plazas libres, podría acoger a prácticamente todos los reclusos salvo a las mujeres y parejas, ya que el penal landés solo cuenta con módulos para hombres. No obstante, por fijar un objetivo más realista, se apunta también a la opción de Lannemezan, para suavizar la situación de estos internos dispersados en veinte cárceles, muchas de ellas a distancias de entre 500 y mil kilómetros. Lannemezan tampoco cuenta con módulos para mujeres. En plena gira reivindicativa por las cárceles galas y con la vista puesta en la inédita manifestación de París del 9 de diciembre, los internos miran con expectación los posibles gestos del Gobierno francés. Tras abrir el espacio de diálogo, y medidas como la retirada de la calificación ‘peligrosos’ a siete relevantes presos de ETA, los ARTESANOS DE LA PAZ confían en que tras la marcha se produzcan nuevas mejoras.

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