La ‘prisión militante’ de las reclusas rojas y feministas

Madrid albergó desde 1931 a 1969 la prisión femenina más poblada de la historia de España. Era la cárcel de Ventas, un lugar pensado durante la II República por Victoria Kent para reinsertar a las presas pero que con la llegada de Franco acabó siendo conocido como el almacén de reclusas. Allí cientos de mujeres – en muchos casos junto a sus hijos- se hacinaban como animales. Sin embargo, se convirtió en el mejor sitio para reivindicar y reforzar su lucha.

PUBLICO.ES (NURIA CORONADO).- Donde hoy están varios edificios de viviendas y un parque conocidos como el Parque Residencial Isabel II, antes hubo una edificación que se pierde en el olvido o en el triste desconocimiento de la historia sin la que hoy no seríamos libres. Se trata de la Cárcel de Ventas, un inmueble que en 1931, gracias a la cesión de terreno público, albergó la que fuera la primera prisión femenina española ‘con departamento de niños y sala de costura’. Una finca que años más tarde fue subastada en enero de 1973 y adquirida por una sociedad bancaria por trescientos millones de pesetas y destinada a la edificación de casas. La cárcel fue encargada por Victoria Kent, la primera mujer directora general de Prisiones de la historia de España, a Manuel Sainz de Vicuña Camino, arquitecto de las prisiones de Torrero (Zaragoza) y Reus (Tarragona). Ella quería una ‘prisión modelo’ para mujeres que en nada se pareciera a las antiguas ‘galeras’ en las que el duro encierro se pagaba cosiendo como medio ‘corrector y moralizador’ y vigilado por religiosos. Por eso pidió a Camino que diseñara un espacio ‘con mucha luz. Una casa como la que quisiera uno para vivir. Luz por todas partes’, en la que 34 mujeres -la primera sección femenina del cuerpo de Prisiones- serían las encargadas de su vigilancia. Dicho y hecho. La Cárcel de Ventas se construyó con amplios espacios ‘bien iluminados por anchas ventanas, patios con fuentes, terrazas para las salas de presas madres con sus hijos, celdas individuales, salón de actos -que no capilla- y biblioteca, además de una sección separada para presas políticas y sociales’, tal y como se documenta en diferentes escritos. El edificio, inaugurado en septiembre de 1933 (y demolido en la década de los setenta por pura especulación inmobiliaria), colindaba al norte con la calle Marqués de Mondéjar, al oeste con Rufino Blanco, al sur con el Paseo de Marqués de Zafra y al este con los descampados del Arroyo del Abroñigal por donde hoy está la autovía de circunvalación M-30. Allí en varias galerías conformadas cada una por un total de 27 celdas (para una o dos personas), de 13 por 14 baldosines cuadrados de 18 centímetros con rejillas en la parte alta de los tabiques de separación, con los lavabos al fondo, cumplirían pena de forma separada presas políticas y sociales. Sin embargo, la que iba a ser una cárcel modelo acabó desbordada de presas militantes de partidos y sindicatos obreros por la represión gubernamental que siguió a la insurrección de octubre de 1934 a la que se sumó después la toma de Madrid por las tropas franquistas. ‘Con la rebelión surgida en el bando republicano al final de la guerra, Ventas se llenó de comunistas. La cárcel se convirtió en un verdadero almacén de reclusas’, tal y como explica el historiador Fernando Hernández Holgado. Pero la prisión de Ventas, lejos de hacerles cambiar de pensamiento, aumentó la militancia de las mujeres. ‘Esta cárcel a lo largo de los años 40, en su carácter de prisión central o de cumplimiento de pena -reunía a presas de toda la geografía española- y dada la gran cantidad de presas concentradas-, se convirtió en una especie de universidad para las reclusas políticas. Estaban perfectamente organizadas (socialistas, comunistas y libertarias) y en ocasiones coordinaban sus acciones de protesta y reivindicación’, comenta Hernández Holgado. En Ventas todas ellas hicieron un relato que dicho historiador no duda en definir de ‘prisión militante’. Es decir, los barrotes eran físicos pero no mentales. ‘La prisión se constituyó en mejor lugar para seguir reafirmando su creer político organizativo, identitario o cultural’. Años negros para las presas En este período de dura represión franquista las presas de Ventas tenían que intentar seguir adelante con la zozobra de poder ser fusiladas en cualquier momento por su militancia. ‘En los primeros años de la Ventas franquista, en el 39 y el 40, los fusilamientos, sobre todo el de Las 13 rosas, causaron una gran conmoción. Esos fusilamientos, así como las muertes por enfermedad -en especial de niños-, dejaron una honda huella en su memoria y en su relato. En Madrid la proporción de mujeres fusiladas fue muy alta: 80 en el lapso de tres años’, rememora dicho experto en Memoria Histórica. Tal era la situación que nunca antes hubo tantas mujeres privadas de libertad en la historia de España como en aquel bienio fundamental. ‘La media de encarceladas en toda España para el quinquenio 1930-35 era de 500. Las estadísticas oficiales de finales de 1940 ascendían a algo más de 23.000 aunque sospechamos que había muchas más sobre todo a lo largo de 1939. Para diciembre de 1940, según el padrón, solo en Ventas había más de 1700 presas, a las que habría que sumar las de la prisión habilitada de Claudio Coello, casi 600. Si sumamos la población de la prisión maternal de San Isidro, unas 200, hablaríamos de cerca de 2500 reclusas en un momento en que ya los centros habían empezado a descongestionarse’, destaca este historiador. Una cifra que fue más allá de Madrid. ‘Si añadimos además el resto de prisiones centrales españolas (Gerona, Santander y penales del Norte como el de Saturrarán en Guipúzcoa, más las prisiones provinciales y de partido), es muy posible que la cifra oficial de 23.000 para esa fecha se quede corta’, añade Hernández Holgado. A esta acumulación de mujeres encarceladas hay que añadir cómo el Régimen franquista se encargó de diferenciar la represión femenina respecto a la masculina con una saña especial. ‘En primer lugar pesaba la maternidad en prisión: TEXTO COMPLETO EN PDF ADJUNTO

Documento PDF:
Ir arriba