143 hijos de 70 presos del centro penitenciario recibirán en Reyes un regalo con una misiva de sus padres
HOY (LAURA ALCÁZAR).- Antes de que concluya la semana, 143 hijos de 70 presos que cumplen condena en el Centro Penitenciario de la capital, recibirán, si no lo han hecho, un regalo cuya procedencia dista un poco de las rutas más tradicionales de papá Noel o de sus majestades de Oriente, pero que, igualmente, despertará sonrisas y llenará de alegría y gestos de felicidad las caras de los pequeños. A sus hogares llegará un paquete que contiene juguetes y material escolar a estrenar, acompañado de una postal navideña que han escrito y firmado sus progenitores desde la prisión. El mejor de los regalos que les podían hacer estas navidades.
La iniciativa no es nueva. Eliseo Ruano, delegado episcopal de la pastoral penitenciaria, con 30 años a sus espaldas colaborando como voluntario, asegura que la diócesis envuelve desde hace más de 40 los regalos de esta acción solidaria que sorprende a los niños coincidiendo con la festividad religiosa de la Epifanía, la celebración de los Reyes Magos.
La recogida, que se ha movido por todas las parroquias, y por colegios e institutos de la ciudad, ha acumulado gran cantidad de material. La semana pasada, voluntarios de la pastoral, con Eliseo coordinando, se afanaban en clasificar los cientos de juguetes recibidos. Su tarea consistía en separar los que están usados (que donarán a Cruz Roja) de los nuevos, que son los que recibirán los niños.
Eliseo Ruano Pastoral Penitenciaria «Tres veces en semana nos reunimos en la prisión con los reclusos para realizar una labor social»
Previo a todo este trabajo logístico y de preparativos, que tiene lugar en el salón de actos de la parroquia del Beato Marcelo Espínola en El Vivero, el grupo de colaboradores se entrevista a primeros de noviembre con los presos para invitarles a unirse al proyecto. Algunos reclusos tienen una pena de años y han participado en otras campañas. Para otros, sin embargo, la idea es totalmente nueva y hasta dudan de que las cartas lleguen a sus destinos. «Se quedan sorprendidos y me preguntan: ‘¿pero les va a llegar?’», ilustra Ruano. «Tú solo preocúpate de escribir una carta muy bonita a tus hijos, deja que nosotros nos encarguemos de la otra parte», es su mensaje tranquilizador.
Los presos redactan cartas rebosantes de emotividad, cuyos renglones intentan ocultar en parte sentimientos de tristeza y nostalgia por el hecho de no poder pasar la Navidad con sus seres queridos. «Igual que para la gente que está fuera si no se pueden juntar parece que es un trauma, pues para ellos que por obligación no pueden, te puedes imaginar».
Estos 59 hombres y 11 mujeres (entre ellos, tres matrimonios) privados de libertad, se esmeran en escribir cuidadosamente las misivas, que se envían en sobres decorados con motivos navideños. Los pasados lunes y martes, los paquetes se entregaron en Correos y otras agencias de mensajería para que entre ayer y hoy los juguetes estuvieran en los domicilios. La mayoría de ellos se quedarán en la provincia de Cáceres, otros viajarán a Badajoz y alguno hasta Toledo.
Sensibilizar
Los voluntarios tratan de sensibilizar y concienciar a los estudiantes durante la recogida en los centros educativos, con charlas informativas para prevenir la estigmatización de los reclusos y de sus hijos. «El preso es una persona que ya ha sido juzgada y condenada, de él ya no tenemos que hablar nada, ni de su delito, que ya está pagando», señala el delegado, que apela a la reinserción social y aboga por «mentalizar» a la sociedad de la acogida.
Tres veces por semana, las tardes de los miércoles, viernes y sábados, estos hombres y mujeres de la pastoral penitenciaria, con el capellán Miguel Ángel Morán, acuden al centro para realizar una labor social con los reclusos. Una de las tareas es el acompañamiento a algunos reos que gozan de permisos penitenciarios. «Sobre todo extranjeros que no tienen familia aquí o presos cuyos familiares se han desentendido o han fallecido». El pasado fin de semana acompañaron a dos de ellos.
Acciones de tinte solidario que en estas fechas enaltecen ese espíritu navideño que a todos ablanda, pero que los voluntarios de este grupo católico siguen desarrollando, en silencio, en el transcurso del año tras los muros de la prisión.