La cuarta parte de los suicidios en prisión se produce mientras el interno sufre alguna forma de aislamiento

-Instituciones Penitenciarias dice en una Instrucción que el tiempo que el interno esté en régimen cerrado ha de ser el imprescindible para reconducir sus conductas-Según datos oficiales, 183 personas llevan más de cinco años en régimen cerrado y 249 personas más de tres años. Eso no es reinsentar, es torturar, denuncia Maribel Mora-La Constitución proclama la reinserción social y la rehabilitación como finalidad de las penas privativas de libertad pero luego la práctica es la que es, apunta una abogada con amplia experiencia con presos de primer grado

EL DIARIO.ES (JAVIER RAMAJO).- ‘Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social’, dice el artículo 25.2 de la Constitución Española. Instituciones Penitenciarias tiene establecido que la clasificación en primer grado (régimen cerrado) debe ser ‘excepcional, transitoria y subsidiaria’. Pero los datos muestran que hay muchos presos en esa situación y por mucho tiempo. Y, en ocasiones, con una consecuencia insalvable, extrema: hasta en una cuarta parte de los casos de suicidio en las cárceles españolas, los presos se quitan la vida durante el tiempo que se encuentran en situación de aislamiento o incomunicación. Así ocurrió en el caso de Raquel E.F., que se suicidó en la cárcel catalana de Brians el 11 de abril de 2015 tras pasar los últimos siete meses de su vida en régimen de aislamiento. La Generalitat ha ido a juicio por ello. No fue el único caso y, a tenor de los datos a los que ha accedido eldiario.es Andalucía, es más común de lo que pudiera parecer. Un régimen restrictivo y oscuro que acaba con la máxima expresión de la desesperación, del que también es ejemplo José A. Serrano, que murió el 14 de octubre de 2016 tras 18 años en situación de aislamiento. ‘No hay límite establecido. No hay tratamiento para ellos. Están abandonados a su suerte. Son muertos en vida’, resume a este periódico la que fue su pareja, Silvia Encina. Y es que existe un alto porcentaje de personas presas que se suicidan mientras se encuentran en alguna modalidad de aislamiento prevista en la normativa penitenciaria. Según los datos oficiales a los que ha accedido este periódico, de los 23 suicidios consumados en 2015 en prisiones españolas, en cinco de ellos el interno sufría alguna forma de aislamiento; en 2015, en seis de los 23 suicidios el interno estaba ‘aislado’; en 2017, la situación de aislamiento se encontraba presente en seis de los 27 suicidios consumados en prisiones españolas. Es decir, aproximadamente una cuarta parte de los suicidios que se registran en las cárceles cada año sucede mientras el interno está en alguna modalidad de aislamiento. El régimen cerrado es el más duro y estricto en el sistema penitenciario, el de mayor vigilancia y control. Los internos están separados del resto, en celdas individuales, y limitaciones en las actividades en común. En su modo de cumplimiento, tiene analogías con el aislamiento en celda, reconoce Instituciones Penitenciarias en su ‘Clasificación y destino de penados’. ‘Carácter excepcional’ Instituciones Pentenciarias establece que la aplicación del régimen cerrado no supone una sanción y tiene un ‘carácter excepcional’ que ‘debe ser entendido como la última solución, cuando no existan otros mecanismos disponibles, dado que se trata de un régimen de vida que intensifica la desocialización y dificulta la reintegración y la reinserción del interno’ como proclaman los mandatos constitucionales. ‘El tiempo que el interno esté en régimen cerrado ha de ser el imprescindible para reconducir sus conductas y actitudes hacia el régimen ordinario’, dice la Instrucción, que indica también que, en razón a su carácter subsidiario, ‘su aplicación exige descartar las patologías psiquiátricas graves descompensadas que hayan de ser abordadas de forma especializada’. Según la diputada de Adelante Andalucía, Maribel Mora, ‘mal se aviene esta teoría con los datos proporcionados por la administración: 183 personas (164 hombres y 19 mujeres) llevan más de cinco años en primer grado y 249 personas (224 hombres y 25 mujeres) llevan más de tres años en régimen cerrado, dentro del primer grado. Es para volverse loco. Eso no es reisentar. Es torturar. Van a morir más. Es una aberración’. TEXTO COMPLETO EN PDF ADJUNTO

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