La cárcel es para pobres

DIARIO DE LEÓN.ES – (ALFONSO GARCÍA).- El presidente del Gobierno, en los límites del sentido común y las convicciones democráticas, dijo recientemente que hay que mirar al futuro y echar borrón y cuenta nueva al pasado, refiriéndose a ciertos aspectos de dudosa financiación, en el entramado de una corrupción, sin referencias políticas en exclusiva, que apesta a mierda y socava el ánimo de la ciudadanía. En tiempos como los actuales, en que se pide, se exige una limpieza de la política que represente una renovación moral, ética si prefieren, se impone una reflexión profunda, con la lectura incluso de Maquiavelo para evitar sus errores, y la clara división de poderes como premisa indispensable. Uno empieza a estar convencido de que los malos siempre ganan por la cobardía de los demás. Paro y economía, corrupción, políticos son los mayores problemas que confiesa como tales la sociedad española. La percepción de la justicia y sus aplicaciones se van subiendo al mismo carro: todos los días leemos sobre presiones a que someten o quieren someter a los jueces unos y otros. Sentencias y justificaciones judiciales recientes vienen a confirmar que el precio del delito no se paga igual en este país. Al parecer la sangre y el poder mandan mucho. Posicionada y repartida políticamente la justicia, el que realmente se siente indefenso es el ciudadano de a pie, al que suele aplicársele la prisión preventiva como norma prácticamente sistematizada a veces por prácticas delictivas mucho menos graves. Parece que la cárcel es para pobres. ¿Creen ustedes que muchos de ellos estarían entre rejas si se considerase su comportamiento ejemplar durante un proceso judicial? A uno simplemente le parece una barbaridad jurídica, puesto que no es el asunto que se juzga, sino los presuntos delitos que han conducido al banquillo al susodicho. ¿Piensan que aplicando tal doctrina o práctica habría muchos ciudadanos en prisión? Es verdad que hay excepciones a la regla. Todos las conocemos, aunque la norma de ejemplaridad se aplicará con mayor benevolencia en tales excepciones. Y es que hay hechos inquietantes que sustentan el argumento, como las palabras del ministro del ramo afirmando que durante su mayoría absoluta [política] se habían enviado a la trena a fulanitodetal o menganitodecual. No es este el asunto, señor ministro. El asunto es que los ciudadanos queremos que la justicia sea libre e independiente. Entonces todos nos sentiremos más seguros y libres. Es una legítima aspiración.

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