La cárcel de papel

CANARIAS7 (NICOLAS GUERRA AGUIAR).- Aunque por el momento solo se trata de un ensayo -el voluntario reo se apellida Urdangarín-, las cárceles españolas van a experimentar revolucionarios cambios. Tantos que los más extremistas rojos vividores del oro de Moscú temen graves peligros para la sociedad actual e, incluso, para el mismo sistema capitalista: todos los sospechosos de cualquier hipotético delito podrían declararse culpables (y con alevosía, manifiesta premeditación, nocturnidad) para que sus señorías los condenen a varios años entre rejas. ¿¡Qué digo «entre rejas»!? Eso ya es el pasado remoto, el pleistoceno. Si con el voluntario señor Urdangarín triunfa el experimento, se construirán módulos de mil metros cuadrados para uso privado de cada titular, piscina climatizada incluida. Y con el módulo, claro, ocho funcionarios (chapas), acompañantes deportivos de los residentes. Amnistía Internacional ya lo avisaba: el disfrutador necesita compañía. Lo contrario sería flagelación psicológica, y eso es inquisitorial. La idea es muy bonita, incluso hasta sentimentalmente embriagadora. ¿Pero habrán pensado tan inocentes criaturas del Gobierno -la ingenuidad de los principiantes- en el grandísimo problema de espacio que la ejecución de su sueño llevaría consigo? Para empezar, se necesitarían 54.573 residencias individuales, tal es el número de presos según Instituciones Penitenciarias. Lo cual, multiplicado por mil metros cuadrados de cada una, da un total de muchos millones sin sumar, claro, los espacios destinados a capilla y oratorio, biblioteca para ampliar estudios sobre el ultraliberalismo (¡Podemos, siempre con impertinencias!), escoltas de visitantes, sala de juramentos de «Yo estoy limpio; tengo la conciencia tranquila», oficinas bancarias, despachos para embajadores de países relacionados con la salvaguarda de bienes, códigos secretos… e incluso maletines donde se guardan billetillos de 500 euros, esos que uno se saca del bolsillo antes de colgar el pantalón. Por tanto, como las posibilidades de ingreso de quienes delinquen por importes superiores al de un jamón son muchas menos debido a recursos, argumentaciones, contraargumentaciones, dúplicas, papeles que no llegan de Montecarlo, Suiza, Panamá…, la primera fase del proyecto se realizará solo con ellos, a fin de cuentas son gente de solvencia social y patrióticas hazañas: blanqueo de capitales, pertenencia a organización criminal, alzamiento de bienes, fraude… En democracia, las minorías también tienen inviolables derechos. Que esto no es Suecia, sépase. Más peor aún: la mala leche de los rojos sospecha que los anarquistas cambios en el tratamiento penitenciario podrían hacer visibles oscuras cuentas ubicadas en paraísos fiscales -es el oro de la pureza ideológica española-. Así, sus propietarios (psíquicamente desestabilizados por remordimientos, sentido ético y amor a España -todo por España-) se acogerían a los muy humanitarios regímenes internos en nombre de la Declaración Universal de Derechos de Presos de Cuello y Alzada, infelices víctimas de un sistema corrupto del cual ellos, forzados por el sino fatal, tuvieron que beneficiarse. Si no, les pudo haber pasado lo que a los templarios medievales: tras hábiles interrogatorios (luminosas llamas para curtir pieles humanas; olímpicos estiramientos de brazos y piernas; pies atados a los testículos cual esculturas cubistas…) muchos de ellos declararon su amistad con Belcebú, profanación de símbolos sagrados, prácticas de brujería, besos nocturnos en la boca… (El reino de Francia, con el visto bueno de Roma, necesitaba con urgencia sus inmensas riquezas.) España, pues, inicia esperanzadora alba revolucionaria (el mérito no es exclusivo del actual Gobierno: heredó la nueva filosofía penitenciaria ya pergeñada por el anterior). Se convierte en adelantado país frente a reaccionarias actitudes europeas opuestas a los derechos humanos (Finlandia, Alemania, Francia, Gran Bretaña… simbolizan la intolerancia). (TEXTO COMPLETO EN PDF ADJUNTO)

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