La antigua cárcel de Lorca se convertirá en sede de instituciones educativas y culturales

La consolidación del edificio, del siglo XVII, saca a la luz bóvedas de crucería en el sótano, ocultas tras escayola durante décadas

LA VERDAD (INMA RUIZ. LORCA).- Las obras de rehabilitación de la cárcel están dejando al descubierto decenas de secretos que ocultaba el antiguo centro penitenciario. El inmueble del siglo XVII, utilizado en su origen como pósito o almacén municipal de cereal, conserva en muy buen estado imponentes bóvedas de crucería en el sótano. Han permanecido ocultas durante décadas y ahora han salido a la luz al demoler los tabiques que se levantaron para dividir el espacio cuando se convirtió en albergue de transeúntes. Los trabajos, que comenzaron hace dos semanas, han dejado desnudo en el sótano un gran paño de la roca que se excavó para construir el edificio.

La actuación principal se acometerá en el tejado, donde se localiza una azotea con las mejores vistas de la portada principal de la colegiata de San Patricio. La cubierta resultó dañada por los terremotos y de ella se han retirado toneladas de excrementos de paloma. Será demolida pero se conservará la geometría original para su posterior restauración, según señala la arquitecta Ana Jiménez, que considera el edificio «una maravilla».

«Es uno de los grandes desconocidos de la ciudad», asegura el alcalde, Diego José Mateos, durante una visita a las obras. Ubicado en pleno casco histórico, tiene 4.000 metros cuadrados en tres plantas y una vez restaurado «queremos darle vida». El objetivo es convertirlo en sede de instituciones culturales y educativas. Para ello será precisa una rehabilitación integral que no bajará de los cuatro millones de euros. Mateos adelanta que el Ayuntamiento hará «un proyecto serio» para que concurrir a la próxima convocatoria de subvenciones del 1,5% cultural del Ministerio de Fomento. El edificio cerró sus puertas el 6 de marzo de 2011, apenas dos meses antes de los terremotos. Pese al tiempo transcurrido su estado de conservación no es malo y algunas dependencias conservan elementos originales como un valioso suelo hidráulico, indica la arquitecta.

Una cuerda de mantas

La reapertura de la cárcel para las obras ha permitido encontrar diversas curiosidades como una cuerda de varios metros de largo hecha con tiras de mantas trenzadas y anudadas, que posiblemente realizó un preso con intención de fugarse y que fue escondida en la capilla. En un rincón en el suelo una placa conserva el lema carcelario: ‘La disciplina de un cuartel, la seriedad de un banco y la caridad de un convento’. Grafitis realizados por los internos, mensajes con amenazas, nombres de reos o improvisados calendarios grabados sobre el yeso pueblan las paredes de la cárcel.

Parte del edificio se usó como almacén municipal durante años y las obras han permitido hallar elementos como la lápida conmemorativa del nombramiento de Hijo Adoptivo del ministro franquista José Ibáñez Martín, concedido en 1939; placas de calles con nombres preconstitucionales y la antigua balaustrada de forja que había en el interior del Ayuntamiento.

El edificio es «una joya aún por descubrir», anticipa la arquitecta. Las obras, que tienen un presupuesto de 375.000 euros del Plan Director de Recuperación del Patrimonio, se prolongarán durante al menos ocho meses.

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