Surge en las redes sociales una campaña para visibilizar la explotación laboral que sufren las mujeres en las macrocárceles del Estado español, concretamente en la de Zuera (Zaragoza)
REBELIÓN.ORG – (NUSKA MATA, LA IZQUIERDA DIARIO).- #EsclavasEnPrisión se trata de una acción anónima en la que se pretende destapar la realidad acerca de las condiciones laborales a las que se exponen las mujeres presas que consiguen llegar a trabajar en un taller productivo dentro de prisión. En el vídeo de la campaña se puede ver cómo varias activistas denuncian esta situación colocando pegatinas sobre las etiquetas de diferentes productos de El Corte Inglés y de Zara Home, con el mensaje ‘Esta etiqueta ha sido colocada por una mujer presa cobrando por ello 0.75€/hora’. Esta cifra hace referencia al precio de la mano de obra de una mujer presa trabajadora, que tras haber cumplido su jornada laboral de 9 horas diarias de lunes a viernes recibe una vergonzosa nómina a final de mes de 121,53€. Al parecer, estas empresas multinacionales utilizan la mano de obra casi gratuita de mujeres privadas de libertad para elaborar diferentes productos, en este caso las etiquetas de artículos que posteriormente se venden al público en sus establecimientos. Lógicamente, ya que el trabajo en los talleres productivos se realiza dentro de prisión, también utilizan tanto las instalaciones penitenciarias como los suministros de agua, luz, etc. A veces, el producto elaborado dentro de las cárceles se utiliza para abastecer a otras cárceles del Estado. En suma, es un negocio redondo para estas empresas y para la Institución Penitenciaria. Con ese sueldo, una mujer debe subsistir todo el mes si es que ningún familiar ingresa dinero en su peculio, como sucede en muchos casos. Así pues, cualquier artículo que no sea suministrado por el Centro Penitenciario (servicios por debajo de los mínimos necesarios y de pésima calidad, pues pasan frío, hambre, y tanto la comida como el agua muchas veces se encuentran en mal estado), ha de ser adquirido en el economato o en el demandadero, donde algunos productos ven aumentado considerablemente su precio en comparación con el exterior. Por el contrario, otras mujeres presas se ven obligadas a sacar todo o parte de su sueldo para ayudar económicamente a sus familias, puesto que gran parte de la población reclusa pertenece a clases bajas, precarias, en situación de pobreza y/o sin recursos. Evidentemente, la realidad nos deja ver claramente quiénes entran y quiénes se libran de la cárcel en el Estado español, en los casos que llevamos años viviendo de corrupción y embolsamiento de cantidades multimillonarias de dinero público o, sin ir más lejos, la reciente sentencia del caso Nóos, donde la Corona española ha quedado absuelta e impune. Por último, el salario de una mujer presa trabajadora puede ser ’embargado’ en ocasiones para pagar la indemnización por Responsabilidad Civil dictada en sentencia; esto viene reflejado en una cláusula que ha de firmar en el contrato la mujer presa, por lo tanto… ¿realmente le sale rentable a esta mujer trabajar dentro de prisión? (…) TEXTO COMPLETO EN ENLACE EXTERNO ADJUNTO
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