-Cerca de un millar de personas LGTBI pasaron por prisión entre 1970 y 1979 con la ley de Peligrosidad Social, entre ellas Silvia Reyes. Ha regresado 44 años más tarde al penal pacense -El régimen marcó dos centros, el de Huelva (para los que consideraba activos) y Badajoz (para pasivos) -Se tomó la dictadura con mucho humor. Nos reíamos y hacíamos lo que nos daba la gana. Nos vestíamos de mujer, salíamos a la calle, de noche y de día, nos hormonábamos...
ELDIARIO.ES (JESÚS CONDE).- Ha recorrido los pasillos de este antiguo penal con paso firme. Con la cabeza bien alta, elegante. Convencida de que todo el sacrificio ha merecido la pena. Porque Silvia fue y sigue siendo una mujer libre. ‘Le he ganado la batalla al franquismo, a mi familia y a la sociedad’. La antigua cárcel de homosexuales de Badajoz es hoy la sede del Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC), pero 44 años atrás retuvo a Silvia Reyes en cumplimiento de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social. En su caso por ‘travesti’, por vivir conforme al género sentido tras ser detenida y enjuiciada en Barcelona. Ante la presencia de un régimen ya agonizante, cerca de un millar de personas LGTBI fueron apresadas en dos cárceles diferentes: el centro penitenciario de Huelva (para los que consideraba homosexuales ‘activos’) y el Badajoz (para ‘pasivos’). Las personas transexuales, entonces etiquetadas simplemente como ‘travestis’ sin más parangón, acabaron recluidas en la prisión pacense. ‘No tuve ningún problema, ingresé el 2 de octubre y salí el 30 de noviembre de 1975. Me sentía preparadísima para afrontar mi cautiverio. Sabía a lo que me exponía decidiendo vivir como quería mi vida. Asumí con completo sosiego lo que se me venía encima’. La muerte de Franco Silvia llegó a Badajoz con 22 años. No guarda una experiencia traumática. Comenta que aquel penal era un ‘paraíso’ comparado con la Modelo de Barcelona, donde también estuvo presa. Al menos en Badajoz no estaban aisladas, ‘apestadas’ en módulos especiales. Ellas, las ‘travestis’, compartían espacio con el resto reclusos gais y con presos comunes. Vivió la muerte de franco allí dentro, de hecho cumplió su pena cinco días más tarde del fallecimiento del dictador. Se enteró de la noticia cuando salieron al patio y reconoce que sintió bastante indiferencia ante el asombro de sus compañeros. ‘Ni me puse triste, ni me alegré. Simplemente les manifesté: aquí no se acaba nuestra pesadilla’. En efecto, la Ley de Peligrosidad Social aprobada en los 70 siguió vigente hasta finales de esta década, momento en que entra en vigor la Ley de Escándalo Público, hasta el 1988. Las cosas cambiaron poco para las mujeres trans, por no decir nada. Siguieron siendo objetivo de detenciones constantes. ‘Ya no íbamos a la cárcel, pero nos detenían igual, pasábamos el fin de semana metidas en el calabozos de la policía. El resultado siguió siendo el mismo’. ‘La doble transición’ Silvia es una de las protagonistas del libro La doble transición, escrito por el periodista y escritor extremeño Raúl Solís. Ambos presentaron el libro en el MEIAC, en lo que fue la antigua cárcel, dentro de la programación cultural de la fiesta por la diversidad LGTBI ‘Los Palomos’ de Badajoz, organizada por Fundación Triángulo Extremadura. El libro narra la historia de ocho mujeres transexuales, supervivientes de la dictadura franquista, que inician en este momento una transición personal para vivir su vida conforme a la identidad de género sentida. Texto completo en PDF adjunto.
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