POLITICA
Los pocos datos disponibles sobre participación electoral en centros penitenciarios la sitúan en torno al 5%, pese a que desde 1995 tienen derecho a votar. Lo habitual es colgarla información en el tablón del centro y quien quiera votar debe comunicárselo a los trabajadores sociales para recibir datos del proceso. Diferentes asociaciones denuncian que existe poco interés por promover el voto de las personas presas: El procedimiento no es garantista, explica el coordinador general de la asociación andaluza APDHA, Valentín Aguilar
ELDIARIO.ES (DAVID NORIEGA).- En España hay cerca de 59.000 personas en prisión. La gran mayoría puede votar (antes no votaban si su condena lo prohibía explícitamente), aunque muy pocos lo hacen. En las generales de 2011, Instituciones Penitenciarias contó 3.681 papeletas (en torno al 6% de los penados) y unas 2.225 (un 3,5%) para las municipales y autonómicas, según publicó entonces la agencia Servimedia, lo que da una cifra algo menor del 5% de participación. Pero desde entonces, la administración penitenciaria no ofrece más datos. Distintas asociaciones señalan que hay poco interés en promover que este colectivo haga efectivo su derecho al sufragio activo, es decir, votar. Desde 1995, por una reforma del Código Penal, no les puede ser restringido ese derecho, como sí ocurre con el sufragio pasivo, es decir, presentarse a las elecciones. Los presos votan por correo. La dirección general de política interior recoge en su procedimiento que ‘en todos los centros penitenciarios se expondrá ante la población interna las normas electorales que regulan el voto por correo y se organizarán sesiones informativas de explicación y aclaración a los internos del procedimiento de votación’. Un procedimiento que se cumple, pero a diferentes niveles en función de cada centro. ‘Según el módulo que tenga cada uno se harán reuniones o habrá quien ponga carteles’, indican a esta redacción fuentes penitenciarias, ya que cada dirección tiene autonomía. Estas mismas fuentes hacen hincapié en que ‘se garantiza que todos puedan ejercer su derecho al voto’. ‘Tienen que solicitar el voto al trabajador social o al funcionario pero, por lo que me han dicho, tampoco reciben información al respecto, por lo que no lo piden mucho. En general hay bastante desinterés, porque como no se pone la urna en prisión, sino que hay que seguir todo este proceso burocrático, ni lo piden’, explica la abogada e investigadora de la UNED Laura Delgado, que ha gestionado diferentes proyectos sociales con población reclusa. La falta de comunicación e información que mencionan las asociaciones no impide que quien quiera votar pueda hacerlo, pero no incentiva a los indecisos o a quienes no están al tanto de la vida política. ‘He estado en casi todas las cárceles de Madrid y en Salamanca, y esas charlas no las he visto en ninguna. Si hubiera visto alguna, a lo mejor me hubiese llamado más la atención o me hubiese dado por pensar, ‘voy a votar’. Me hubiera incentivado’, explica Ángel, que estuvo en prisión de 2004 a 2010 y luego varios años más de forma intermitente, que coincidieron con las elecciones generales de 2011, 2015 y 2016. Alfonso (nombre ficticio) cumplió condena en Castellón II, en régimen FIES 4. Se trata de internos que han formado parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, de las Fuerzas Armadas o del sistema penitenciario. ‘En nuestro módulo el nivel de educación era bastante alto’, dice para explicar que ellos votaban más que el resto de reclusos: ‘Yo he estado en varias prisiones donde la población oscila entre 1.000 y 1.300 y la relación de gente que iba a votar no llegaba a 100’. Eso sí, ‘a la hora de pedir el voto no hemos tenido ningún problema’ pero ‘si uno tiene interés, es el que tiene que ir y hablar con la trabajadora social, preguntarle’. Coincide con Instituciones Penitenciarias: ‘Los presos tienen información y a quien tiene interés y necesita ayuda, se le ayuda’. (DOCUMENTO COMPLETO EN PDF ADJUNTO)
Documento PDF: