El confinamiento limpia de droga las prisiones de Málaga

SUCESOS

El Ministerio del Interior organiza una campaña de concienciación entre la población reclusa a para eliminar el consumo de estupefacientes

SUR (FERNANDO TORRES).- Lo insólito de la situación mantenía a las autoridades en vilo. El confinamiento llevó a las prisiones de todo el país a dar un paso que no se había tomado nunca: cerrar por completo los centros penitenciarios, suspendiendo cualquier actividad que implicase contacto con el exterior. Visitas, vis a vis, permisos y traslados quedaron anulados por completo entre otras medidas para evitar contagios en los módulos, que por su constitución son especialmente difíciles de controlar en caso de brote de Covid-19. Esta clausura total ha dado lugar a un efecto que también hacía dudar a los responsables de Instituciones Penitenciarias: el corte drástico del suministro de estupefacientes. El resultado ha sido tan satisfactorio como inesperado: limpias de droga, las prisiones son menos conflictivas.

«El cambio ha sido clarificador». Así de rotundo se muestra el director del Centro Penitenciario Málaga I, ubicado en Alhaurín de la Torre, Andrés Enríquez, sobre la completa ausencia de droga en la prisión. «Desde el cierre del centro al exterior, la entrada de droga ha sido nula, por no decir completamente inexistente», y esto ha tenido un resultado muy fácil de identificar. «La conflictividad se ha reducido de una forma muy considerable». Según explica Enríquez, el volumen de expedientes disciplinarios ha caído en picado en Alhaurín de la Torre, mientras que han desaparecido los enfrentamientos, las peleas y los choques derivados del control de los estupefacientes.

La ausencia de estupefacientes ha reducido la conflictividad en el interior de los centros penitenciarios.

Además, apunta el director, en muchos casos el propio consumo alteraba el comportamiento de los internos y propiciaba conflictos entre los ellos, peleas que ahora han quedado reducidas a la mínima expresión.

Enríquez reconoce que el personal albergaba ciertas dudas sobre el resultado del corte del suministro de droga. «Creíamos que iba a haber una reacción negativa, pero ha sido todo lo contrario», comenta el director, que agradece el trabajo del personal del centro, donde se han llevado a cabo programas específicos para facilitar la transición. Además, remarca, se han mantenido el tratamiento médico de los internos que padecen el síndrome de abstinencia por consumo de metadona, un paso «fundamental».

Instituciones Penitenciarias ha tratado hasta ahora de controlar el acceso de estupefacientes al centro de una forma muy activa, aunque no siempre efectiva. Los puntos de acceso ya estaban identificados: los permisos de algunos reclusos y las visitas de familiares mantenían activo el flujo de sustancias que, una vez dentro, se distribuían de la misma forma que en el exterior: al menudeo, generando oferta, demanda y deuda.

Desde Instituciones Penitenciarias van a reforzar la vigilancia de los presos que puedan introducir droga.

Las prisiones cuentan con sistemas específicos para evitar la entrada de droga, pero siempre han existido rendijas por las que se colaban. Enríquez explica que, cuando un interno de permiso regresa al centro penitenciario, se le hace un cacheo personal y de pertenencias. Con los familiares que entran para visitas ocurre lo mismo: pasan por un arco detector y, en caso de sospecha, se les efectúa un cacheo.

Técnicas de ocultación

El problema está en las técnicas de ocultación en los orificios corporales. En casos puntuales –la legislación es muy estricta–, se pueden hacer cacheos al sujeto estando desnudo para comprobar este tipo de contrabando, siempre con autorización del juez de vigilancia penitenciaria. En el caso de los reclusos, si las sospechas persisten tras el cacheo sin ropa, se puede solicitar que se le realice una radiografía para comprobar que no lleva en su cuerpo ningún tipo de sustancia –si el recluso se niega se puede solicitar una autorización judicial específica–.

Esta nueva normalidad anticipada gracias a la total ausencia de droga ha llevado al Ministerio del Interior a instaurar un programa de intervención específico para evitar que los internos vuelvan a consumir. El título oficial de la campaña de divulgación que acompaña esta iniciativa es ‘VIDAEXTRA-COntágiate de VIDa’. El objetivo es claro: evitar la sobredosis en la transición a la nueva normalidad y prevenir las conocidas RASUPSI (Reacciones Agudas a Sustancias Psicoactivas), explican desde el Ministerio.

Una de las principales líneas de comunicación con los internos se hará a través de las entregas de medicación, con mensajes como «has hecho lo más difícil, no te mueras ahora consumiendo», «¿cómo te sientes ahora sin droga?, ¿estás mejor que cuando consumías? ¡Piénsalo!» o «¡has aguantado sin consumir!, sin ver a tu familia, tus amigos… ¿Por qué lo vas a hacer ahora? ¡Has sido muy fuerte!». Una de las principales líneas de comunicación con los internos se hará a través de las entregas de medicación, con mensajes como «has hecho lo más difícil, no te mueras ahora consumiendo», «¿cómo te sientes ahora sin droga?, ¿estás mejor que cuando consumías? ¡Piénsalo!» o «¡has aguantado sin consumir!, sin ver a tu familia, tus amigos… ¿Por qué lo vas a hacer ahora? ¡Has sido muy fuerte!».

Desde el punto de vista tratamental, los responsables de cada centro pondrán «especial atención» en las posibles recaídas que los presos puedan sufrir. «Los equipos técnicos de los centros penitenciarios crearán comisiones multidisciplinares en las que se planifiquen y organicen actividades de carácter deportivo, intervenciones terapéuticas específicas en prevención de recaídas», explican desde Interior. De igual manera, trabajarán también sobre estados de ansiedad, estrés y se impartirán talleres sobre el Covid-19 para que los reclusos cuenten con «toda la información disponible sobre su evolución y transmisión».

Entre estas medidas, Instituciones Penitenciarias también va a «reforzar el control» con respecto a los internos que ocupan puestos en los que pueden introducir la droga con mayor facilidad, además de una revisión más concienzuda de la paquetería y en los ingresos de los permisos, todo ello mientras se potencian los controles con unidades caninas.

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