El 74,7% de la población activa de la prisión de Lleida trabaja con el Centre d’Iniciatives per a la Reinserció (CIRE)
La Vanguardia (ROSA MATAS).- ‘La cárcel de Lleida te da la oportunidad de trabajar en la cocina, en labores de costura o en talleres; así puedes aprender un oficio y trabajar luego para una empresa de fuera’. Así cuenta su experiencia Pere -nombre ficticio para mantenerse en el anonimato- desde el Centre Penitenciari de Ponent. Tiene el tercer grado, está a punto de acabar su condena de nueve meses por conducir sin puntos y la semana pasada consiguió un empleo en una empresa. De hecho, tenía dos ofertas: una para trabajar tres meses y otra para nueve. Se decidió por la que le permitirá trabajar más tiempo. ‘En la prisión te pagan si tienes trabajo o lo que llamamos un destino, como limpiar los patios, los lavabos o las galerías. En el módulo mi destino era limpiar el patio de vasos de café, de latas, de bolsas, de colillas…’, explica. ‘Hay gente que tira cosas adrede, presos que llevan muchos años: a veces rompen un folio en tres mil cachitos y te lo tiran para que lo barras’, relata este interno, que también lavó platos en la cocina. Cuenta que obtiene un destino todo aquel el preso que desea trabajar, aunque muchos no quieren. Por limpiar los patios a él le pagaban 120 euros al mes. Pere también es uno de los presos que ha trabajado en Raimat, a través de los talleres del Centre d’Iniciatives per a la Reinserció (CIRE), la empresa pública de reinserción de los presos que ofrece formación a los internos y talleres productivos a empresas colaboradoras. Por ejemplo, los presos fabrican mobiliario para el Departament de Justicia, carros de fruta o hacen trabajos de revestimientos interiores de fibra de vidrio para vagones de trenes de alta velocidad. ‘Hice estos cursos del programa Reincorpora de la Caixa y me he sacado tres diplomas: el de manipulador de alimentos, el de riesgos laborales y el de carretillero para llevar máquinas, excavadoras o toros’, cuenta. ‘Al final vinieron empresarios a ver cómo trabajábamos y me hicieron dos ofertas: ahora ya trabajo en un pueblo cerca de Lleida con una carretilla’, explica. Con 762 personas reclusas en Lleida y una media de población activa de 590 personas, la población ocupada llega a 441. Esta cifra significa que un 74,7% de la población activa de la penitenciaria de Ponent trabaja con el CIRE. Pere es uno de estos casos. Catalunya ha registrado una disminución importante de reclusos a lo largo de la última década. Actualmente hay 8.400 personas reclusas y 6.300 de ellas son población activa. En 2017 la empresa pública gestionó 4.280 ocupados en toda Catalunya. También ofreció formación a 2.325 personas, casi un 40% de los reclusos catalanes. Según los datos de Justicia, la facturación del CIRE alcanzó los 50,2 millones de euros. (TEXTO COMPLETO EN PDF ADJUNTO)
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