Cuatro horas tardaron los bomberos del Ayuntamiento de Badajoz en controlar el incendio que se declaró a las 03.48 de la madrugada de ayer
HOY.ES (EVARISTO FDEZ. DE VEGA).- Cuatro horas tardaron los bomberos del Ayuntamiento de Badajoz en controlar el incendio que se declaró a las 03.48 de la madrugada de ayer jueves en el archivo que guarda los expedientes de los reclusos que permanecen ingresados o han pasado por el centro penitenciario de Badajoz.
Ese espacio, de unos 100 metros cuadrados de superficie, contaba con varias líneas de estanterías en las que eran depositados desde hace años miles de documentos en los que se recogen datos importantes para el funcionamiento de la cárcel.
De momento no han trascendido las razones por las que se originó el fuego pero sí se ha confirmado que los propios funcionarios trataron de apagar las llamas utilizando extintores antes de que llegaran los bomberos.
Esos esfuerzos iniciales resultaron inútiles. Cuando los especialistas pudieron atacar el foco las llamas ya se habían extendido por los archivadores y les resultó imposible sofocar el fuego con rapidez.
La gran cantidad de humo que salía de la sala y las altas temperaturas que había en su interior dificultaron unos trabajos que se prolongaron durante varias horas.
Uno de los componentes de ese dispositivo explicó que hasta después de las siete de la mañana no lograron acabar con las llamas. En esas tres largas horas tuvieron que utilizar sus mangueras de agua y también rociaron con espumas que empaparon los expedientes.
La delegada del Gobierno en Extremadura, Yolanda García Seco, confirmó a primera hora de la mañana que el fuego había afectado al archivo, a la biblioteca y a unas dependencias policiales anexas. También adelantó que la información que estaba ardiendo había sido digitalizada, por lo que existe copia de esos documentos.
Testigos de los hechos indicaron que se generó una gran humareda que subió a la planta superior, por lo que tuvieron que ser ventiladas las dependencias que componen el edificio dedicado a oficinas.
No resultaron afectados sin embargo los módulos en los que viven los presos por existir una separación importante entre el edificio administrativo, que ocupa la fachada principal, y los módulos donde se encuentran las celdas y los espacios comunes.
Cuando desaparecieron las llamas, los bomberos comenzaron a sacar los archivadores. Muchos habían ardido y otros prendían tan pronto como recibían un aporte suficiente de oxígeno. «El 95% de los documentos están inservibles», confirmó el suboficial de operaciones de los bomberos, Juan Lorenzo López.
En las tareas de extinción participaron tanto los bomberos que estaban ayer de guardia como seis efectivos de refuerzo que fueron activados al coincidir el incendio de la cárcel con las llamadas que alertaban de los incidentes causados por el fuerte vendaval que azotó la ciudad casi a la misma hora en la que se declaró el fuego. En total hubo 12 efectivos que trabajaron en la prisión y tres que permanecieron en el parque para el resto de los incidentes.