'La solidaridad traspasa los muros' pretende romper el silencio que envuelve los prisiones y el poder punitivo del estado
ÚLTIMOCERO.- Los muros que rodean las cárceles son muy altos y no solo están destinados a los que están dentro; también para dificultar que los de afuera vean lo que ocurre en su interior: torturas, palizas, medicación salvaje… En Valladolid, como en otras ciudades, se ha constituido una Asamblea de Apoyo a los Presos y Presas. ‘Los muros de las prisiones no son tan altos para evitar que se escapen los presos sino para que no podamos ver lo que hay dentro’, con esta cita comenzó Gonzalo Tejerina, médico de Oteando, su intervención el jueves en el Ateneo Republicano, en un acto que sirvió de presentación de la campaña ‘La solidaridad traspasa los muros’ y que tendrá continuidad el próximo día 10, a las 20 horas, en el Centro Cívico Esgueva (antigua cárcel). Tejerina subrayó que España, respecto de Europa, tiene menos criminalidad (27% menor que la media) pero más población reclusa (un 32% por encima de páíses como Reino Unido, Francia, Alemania o Italia). También comentó que ‘los delitos contra las personas no pasan del 16% de las causas de ingreso y que los hurtos, los pequeños robos, el trapicheo de drogas y los delitos para obtenerlas son el 60% del total’. También se refirió a ‘la doble discriminación de las mujeres presas. La tasa de mujeres presas es la más alta de Europa 2 puntos por encima del promedio (7,6 frente a 5%)’. Pepe Arroyo, ex preso social, aportó su testimonio de 20 años en diferentes penales, entre ellos el de Villanubla, que calificó de ‘los más duros’ del país. El ex preso confesó su rechazo a la autodestrucción, que empieza por la aceptación de medicación para dormir. Arroyo fue crítico con las huelgas de hambre de los presos, al cuestionar su eficacia y sin embargo causar un daño muchas veces irreparable en los propios internos. ‘Soy más partidario de las acciones fuera de las cárceles’, y enumeró algunas, y, otras ‘por razones obvias’, prefirió no mentarlas. El abogado José Alberto Blanco planteó, una vez más, la necesidad de abolir el actual Código Penal, y denunció prácticas represivas en los centros penitenciarios donde se violan los derechos humanos. Asimismo denunció la existencia de celdas especiales acolchadas -en Villanubla la hay- para someter a los presos, aunque la dirección diga que es ‘para evitar que se autolesionen los internos. Por no hablar de la celda 61 de Dueñas’. También criticó la superexplotación a que son sometidos los presos que realizan trabajos en las prisiones. Tortura y malos tratos Entre 2004 y 2016 se denunciaron 961 casos de tortura y malos tratos en las cárceles del Estado, según la Coordinadora para la Prevención y Denuncia de la Tortura. Entre 2006 y 2016, según datos oficiales recogidos por Salhaketa, murieron 3.586 personas presas: 48% por causas naturales (excluyendo SIDA, un 8% más), 18% por sobredosis, 13% suicidios, 10% por causas desconocidas, 2% por accidente y 1% por agresión de otra persona presa. Según datos del Ministerio del Interior, en diciembre de 2016, un 5,3% de la población penitenciaria era VIH+ y un 18,7% VHC+. Además, se dijo, se calculaba que entre un 35 y un 40% de la población penitenciaria tenía alguna patología de salud mental (diagnosticada o no). Gonzalo Tejerina denunció que la asistencia sanitaria era ‘precaria e insuficiente’. ‘En Castilla y León’, dijo, ‘la plantilla médica tiene un 30% de vacantes (16 de 52) que no se cubren y los equipos sanitarios siguen siendo funcionarios de prisiones, salvo en las Comunidades Vasca y Catalana no se han transferido las competencias sanitarias, aprobadas por la Ley 16/2003’. El médico de Oteando afirmó: ‘En los módulos hospitalarios de seguridad no hay respeto a la dignidad del enfermo y se pierden las citas con mucha frecuencia. Es muy bajo el tanto por ciento de tratamientos de VHC y por lo general, nula información’. ‘Los déficits de atención’, añadió Tejerina, ‘son sustituidos por la hipermedicación: ansiolíticos, hipnóticos, antidepresivos… sobre todo en fines de semanas, en los que la ausencia de guardias médicas se suplen con un montón de pastillas que reparten los funcionarios’. En las prisiones hay, al menos, 127 personas en prisiones ordinarias con delitos no imputables y se incumplen las normas de semilibertad para enfermos graves o incurables. ‘Solo se aplican a Tejero o al ex alcalde de Marbella’. TEXTO COMPLETO EN PDF ADJUNTO