Aglomeraciones y motines en las cárceles tras suspender las visitas por el coronavirus

SANIDAD

Los funcionarios de prisiones habían pedido a los familiares que se quedaran en sus casas y han solicitado medios de protección adecuados. Este domingo se han confirmado dos casos de coronavirus entre los trabajadores penitenciarios: uno en Navalcarnero y otro en Melilla.

NIUS (RAQUEL DUVA).- A primera hora de la mañana del domingo cientos de personas hacían cola para visitar a sus familiares en los centros penitenciarios. Los funcionarios no habían recibido instrucciones precisas para ajustarse al Real Decreto del Estado de alarma por el coronavirus y el caos ha reinado en las cárceles. Personas llegadas de otras provincias preguntaban desconcertados si iban a poder entrar a ver a los reclusos. En algunas se han registrado motines y altercados.

Las comunicaciones a través de locutorios no habían sido suspendidas aunque los directores de algunas prisiones como Los Puertos, Málaga o León decidieron cancelarlas el sábado por la noche. En otros 30 centros se han seguido celebrando, aunque a mediodía muchas visitas han quedado suspendidas tras pasar los primeros turnos.

En las salas de espera se han registrado grandes aglomeraciones. Los visitantes primero tienen que identificarse y hacer largas filas. Deben depositar todos los objetos metálicos en unas taquillas que quedan cerradas con llave. Los que quieran meter paquetes hacen una segunda cola. Los funcionarios de prisiones revisan uno a uno para comprobar que no contienen elementos prohibidos. Este fin de semana han encontrado algo en común en la mayoría: llevaban guantes de látex y mascarillas para que los internos puedan protegerse frente al COVID-19.

Los sindicatos y asociaciones de funcionarios de prisiones habían pedido colaboración ciudadana para evitar la propagación de la enfermedad. Solicitaban a los familiares que se quedaran en casa y a las administraciones que les dotaran del material necesario para protegerse de contagios. Los vis a vis se habían suspendido pero se mantenían las comunicaciones a través del locutorio. También los permisos para que los presos puedan salir a la calle.

En el penal de Foncalent los reclusos han protagonizado un intento de motín, después de que un bulo asegurando que un recluso se había contagiado corriese como la pólvora por las galerías. Los internos se negaban a subir del patio y han arrojado algunos objetos ardiendo por las ventanas. En media hora los funcionarios han conseguido controlarlo. Cinco presos han acabado sancionados y recluidos en celdas de aislamiento.

En Aranjuez los trabajadores se han negado a abrir las puertas del recinto hasta que la Dirección no les ha dotado de material para protegerse. En Alcalá Meco han prohibido los accesos pero las internas se han amotinado en un módulo alegando que no podían restringir las comunicaciones después de ver cómo sus compañeras de otros módulos sí han tenido visitas y se han visto obligados a dejar pasar a sus familiares. En Tenerife agentes de la Guardia Civil han irrumpido en el centro y han ordenado salir a todas las personas mientras ordenaban dar la vuelta a todos los vehículos que se acercan al recinto. En Soto del Real también se han registrado momentos de mucha tensión.

La Asociación Tu Abandono Me Puede Matar denuncia que esta situación “ha generado un grave riesgo sanitario hacia las personas que han acudido a las comunicaciones, el colectivo de trabajadores penitenciarios, los miembros de Policía y Guardia Civil, que atónitos han visto como entraban y salían de los recintos penitenciarios los comunicantes. Los trabajadores, sin ningún tipo de medida de contención y prevención, seremos a todas luces, los que de manera inconsciente, propagaremos el COVID-19 por las prisiones”, lamenta un portavoz.

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